Quién no ha escuchado alguna vez a un familiar o amistad decir frases como: "los nervios me engordan" o "he aumentado de peso por culpa de los nervios"?
Esta afirmación va más allá de la simple cultura popular y tiene una base científica. El estrés puede aumentar los niveles de una hormona llamada grelina, sustancia que también incrementa la sensación de hambre. Un reciente estudio realizado con ratones y publicado en la revista "Nature Neuros-cience" lo ha demostrado. Sin embargo, ¿Qué se puede hacer al respecto?
Está claro que lo que engorda no son los nervios, sino las calorías que se consume de más. Pero, para dominar los impulsos que empujan a comer, es necesario controlar el estrés. Una forma de lograrlo consiste en incorporar a la dieta alimentos que ayuden a reducir los nervios y ahora la pregunta es: ¿Y cuáles son esos alimentos?
Es necesario consumir alimentos que sean capaces de aumentar los niveles de un neurotransmisor llamado serotonina, el encargado de proporcionar sensación de calma y bienestar, elevar el ánimo y ayudar a conciliar el sueño siendo uno de ellos los alimentos con triptófano que es el aminoácido precursor de la serotonina como el pescado azul, leche, plátano, legumbres y frutos secos.
La vitamina C también es muy importante, ya que interviene en la síntesis de otro neurotransmisor, la adrenalina. Su déficit provoca irritabilidad. Para consumirlo, no debe faltar en la dieta alimentos como: Tomate, brócoli, espinacas, melón o cítricos.
Es importante también consumir la avena y el maíz que aportan hidratos de carbono y favorecen la relajación.
Si de todos modos se tiene problemas con el constante picoteo causado bajo el estés, se recomienda escoger al menos opciones sanas: palitos integrales, pepinillos envinagre, quesitos desnatados, fruta, unos tacos de queso bajo en grasa o un puñadito de frutos secos.
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