Para que el plato sea atractivo y "entre por la vista" juega con la gama de verdes que te ofrecen las diversas variedades de lechugas, añade hortalizas que den un toque de color y atrévete también con las frutas. Incluir piña, kiwí, peras, fresas o granadas no solo aporta una chispa de color sino que además enriquecen la ensalada con beneficiosos nutrientes a un coste calórico prácticamente Inapreciable.
Sírvete raciones grandes
Llénate de ensalada (sin pasarte con los aliños) en el primer plato, y te moderarás con el segundo. ¡Seguro! La fibra de las hortalizas, unida al hecho de requerir más masticación por ser productos crudos, te ayuda a incrementar la sensación de saciedad, que será a su vez proporcional a la cantidad de ensalada consumida.
Ten presente que la base de las ensaladas son siempre las hortalizas, el resto de ingredientes "están ahí como invitados" y no deben tener demasiada presencia. Los siguientes datos te darán una idea de cómo aumentan las calorías de este plato según lo que le añadas a la base vegetal: 4 lonchas de jamón cocido equivalen a 143 kcal; la misma cantidad de lonchas de beicon te aportan 413 kcal; un puñado de piñones, unas 76 kcal; con 30 g de pan frito aumentas en 125 kcal el valor calórico de la ensalada; si añades 30 g de arroz le sumas 114 kcal; con la misma cantidad de pasta, añades 110 kcal.
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