Mucho se ha hablado de esta verdura incluso existe la famosa "dieta de la alcachofa" y numerosos suplementos para perder peso (que vemos casi a diario en las propagandas en la TV y en los periódicos) la cuentan entre sus ingredientes.
Sin embargo, nos preguntamos ¿Es verdad que la alcachofa tiene esas propiedades casi mágicas para adelgazar? ¿Cómo ayuda a perder peso esta verdura?
Sus escasas 21 kcal por cada 100 gramos, junto a su efecto diurético y depurativo, la convierten en un alimento muy adecuado para ayudar al organismo a eliminar toxinas, al tiempo que protege y descongestiona el hígado.
De hecho, esta hortaliza goza de un gran prestigio por sus propiedades ampliamente demostradas sobre las funciones hepáticas y biliares.
Por otro lado, la fibra soluble de la alcachofa le confiere un suave efecto laxante y le permite rebajar los niveles de glucosa en sangre. Además, dicha fibra trabaja junto con los fitoesteroles que también contiene consiguiendo disminuir significativamente la absorción intestinal de las grasas que provienen de lo que se consume a diario..
Por ello, la alcachofa se considera un alimento que se debe incluir en toda dieta hipocalórica diseñada para perder peso.
Debido a la importancia de la alcachofa a la hora de adelgazar, se presenta una receta, a continuación,
Patata con níscalos y alcachofas
Ingredientes (Para 4 personas)
4 alcachofas
1 kg de patatas
400 g de níscalos
Cebollino picado
2 dientes de ajo picados
Limón
Aceite de oliva
Sal
Pimienta
Preparación
Pela las patatas y córtalas en rodajas gruesas. Limpia las alcachofas y mantenías en un cuenco con agua y limón. Lava y trocea los níscalos. Hierve las patatas a fuego lento y escúrrelas con cuidado para que no se rompan.
Saltea los níscalos en una sartén con el ajoy reserva. Rehoga las alcachofas a fuego lento 15 minutos. Incorpora otra vez los níscalos, saltea un par de minutos y salpimienta.
Coloca unas rodajas de patata en cada plato de servicio y reparte la alcachofa con los níscalos por encima. Decora con cebollino.
Nota: Es importante tener la costumbre de rociar o frotar las alcachofas con
limón una vez las cortamos para cocinarlas, para evitar así que se
ennegrezcan debido a la oxidación de sus componentes (vitamina C,
flavonoides...) como consecuencia del contacto con el aire.
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